Demonio danzante, entregado al compás
de una música temblorosa proveniente del más dulce lamento de los abandonados,
del más suave llanto de aquel caído, de aquel trémulo ángel perdido. En el
preciso momento doy acilo a épicas voces que sangrantes pagan mi favor.
Buscare tierras ajenas, en las cuales arrancar suplicas será mi misión,
por cada sueño iré, convirtiendo el paraíso en pesadillas, solo aquel capaz de derrotarme
ocupara mi lugar en las alturas, frente
a la divinidad que tanto clamor anuncia.
Solo mi lugar querido mío, mas no
así mi poder inmortal, he renacido de cuencas rotas y de pisadas abandonadas en
el desierto, surgido de tormentas de sal y las oscuras profundidades del mar.
Podre volar entre almas perdidas,
ser el guía que tanto proclaman en su viaje, hundirlas conmigo en las cenizas
del infierno…y volver.
Al final del camino me alzare
en un vuelo memorable, daré placer al
viento, jubiloso y lleno de nostalgia se
apagara a mi camino. Tembloroso deseo de fe.
Soy un demonio, ese demonio
danzante, a mis pies se derrama la sangre del inocente, de aquel que quebré hasta
formar tierra seca. Me anuncio al legítimo ser, expandiendo mi soberanía oscura
y delicada, un color negro tormentoso me envuelve…convirtiéndome en sombras
-si! en tu sombra.
Soy una sola poesía, un solo párrafo
que destruirá tu calma, tus sueños, tu energía, pero no puedo tocar tus
ilusiones. Aún pidiendo clemencia posees esos destellos de ilusión.
Me recuerdas a mí! Sigo viviendo
de ilusiones.
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